Mi primer embate para aprender chino me encontró en esta
posición: una parte de mí me preguntaba ante cada dificultad (y todo parecía
ser una gran dificultad): ¿para qué estoy haciendo esto? ¿Para qué tengo que
aprender este idioma endiablado?
Si se quiere aprender chino, no hay razón que mejor garantice
el fracaso que la pragmática.
El idioma chino es algo demasiado profundo, y un universo en
sí mismo. Si se lo quiere reducir a una mera herramienta se condena uno a
aprender mal algunas frases y palabras sueltas que sólo servirán para que se
desempeñe inseguro y ofuscado porque no puede expresar nada de lo que quiere
expresar.
Eso, en el mejor de los casos. En la mayoría, el sentido de
que el empeño por aprender chino es inútil se hace cada vez más y más pesado,
hasta que ya no lo soportamos y abandonamos.
Quizás entonces aparezca una nueva oportunidad de aprender el
chino, que sólo tendrá éxito si la motivación es otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario